Se acercó a la orilla, se dejó llevar, sintió el agua fría tocar su cuerpo suavemente, mientras admiraba el vaivén, aquel constante movimiento de las olas, escuchando su relajante sonido, la pureza del aire con el aroma del agua salada y la sensación de la arena bajo sus pies le recreaba en su mente un ambiente misterioso.

Aquella sensación de paz, serenidad, calma, sólo el mar se la daba…

El movimiento constante de las olas eran cómo el fluir de su vida, escondiendo corrientes frías y cálidas, en definitiva su vida.

El mar junto al cielo marcando un horizonte, le daban el control de la situación. Aquellas tonalidades de azules que sus ojos percibían, la envolvían de seguridad durante aquel espacio de tiempo.

Definitivamente la playa era uno de los mejores lugares para aliviar su estrés, su caos desaparecía, la paz llegaba a ella, todo parecía estar en orden por momentos. Regalos de la naturaleza.

Quizás le recordaba el vientre materno, creía también ser estrella de mar, ya que despertaba sus cinco sentidos, sensaciones, emociones… movía sus cinco brazos abarcando todo ese lugar lleno de paz y armonía en el que flotaba sin ninguna preocupación, supuestamente creía que ese era el motivo de su atracción a la playa.

Aquel entorno le daba claridad y la nutría de creatividad.
La playa tiene magia y ella se rindió a sus encantos.

Querida Silvia Gonzalo Zamora , que belleza de narración y que bellos los adornos de tu imagen como acompañamiento. Muchísimas gracias por tu participación 😊🎀💚 Nos encanta tu Arte veraniego 🏖️🥰