EL LIBRO VALIENTE
Había una vez un libro que tenía miedo de que lo leyeran. Estaba colocado en el frontal de una librería porque era nuevo y se notaba reluciente. Los libreros se sentían deseosos de venderlo “como churros”, pero él no. Así que se fue escondiendo, escondiendo y escondiendo. Casi no se veía el lomo, y claro, pasó lo que pasó. Apenas era perceptible y nadie lo compraba. Decidieron ir relegándolo a baldas posteriores, hasta que ya se encontraba en la estantería del fondo con los títulos olvidados. Tenía mucho miedo, pero le aguardaba un destino peor.
—¿Qué hacemos? Este libro no se vende, y eso que confiábamos mucho por su temática y sus buenas críticas.
—Démosle una última oportunidad: una semana y lo devolvemos a la editorial si no compran al menos un ejemplar.
—¡Oh, no! ¿Qué he hecho? ¡Eso es mucho peor! Acabaré en el cementerio editorial enterrado entre cientos o miles de compañeros. Y si corro la misma suerte que los demás, ¡me incinerarán y me reducirán a polvo, nunca mejor dicho! —se lamentaba el solitario papel encuadernado.
Así que era la última posibilidad de nuestro amigo: una semana. Tímidamente fue asomándose por la balda y los poquitos clientes que iban al fondo fueron ojeándolo. Entonces los vendedores lo pasaron a estanterías más visibles, hasta llegar a la sección estable y fija. Ahí había más probabilidades, aunque no tantas. Sacó pecho y lomo y se movió hacia adelante. Algunos niños curiosos lo hicieron caso y lo cotillearon.
—Es el gran momento. Quedan 3 días. Aún me pueden elegir.
Los tenderos deciden darle un empujoncito y lo colocan en primera plana de nuevo.
Llega el último día. A nuestro protagonista le entran sudores fríos. Está en una posición privilegiada, en medio de la mesa de los VIP.
—Qué afortunado soy. Me codeo con los mejores sin merecerlo. Una vez ya estuve aquí y sólo me invadía el miedo en vez de disfrutar de mi fortuna. Crucemos las páginas. Queda un día por delante a ver si tengo suerte.
Van pasando las horas y lo miran, pero nadie lo adquiere. Son las 6 y a las 8 echan el cierre, la hora fatídica y decisiva.
A las 7.35 se acerca una pareja con un niño. Lo curiosean, siguen mirándolo; lo cogen.
—¿Me comprarán o son de esas personas que cambian de parecer? Ya hay muy poco tiempo. Es mi última oportunidad.
La familia se lo lleva, saca el dinero, lo paga y se va.
—¡Misión cumplida! ¡Es el día más feliz de mi vida! Ya no acabaré olvidado en una editorial. Desde ahora me esforzaré al máximo y me expondré orgulloso tal cual. Ya no olvidarán mi título: “Los Olvidados”; pero para mí siempre seré “Los Recordados”.
Efectivamente acaba siendo número 1 en ventas no sólo en ese local, sino en la ciudad, el país y luego en el mundo con el tiempo. Tanta gente se siente reconocida en la obra…
“Hasta el último día hay posibilidades”.
“Dejarse llevar por el miedo te traerá peores miedos”.
“Muéstrate orgulloso de cómo eres y te apreciarán”.
Este relato rinde homenaje a las personas que se sienten o están abandonadas. Siempre habrá alguien o “álguienes” que te recuerden. Sólo necesitas tiempo. Nunca te rindas.

AUTORA: INÉS MARÍA TESO ✅
Muchas gracias por este momento tan especial 💗
Muchas gracias a ti, querida Victoria. Un placer siempre. Un abrazo fuerte.🤗
Precioso y que grandes verdades. Muéstrate orgulloso y así te verán. Gracias
Muchas gracias a ti, Sara. Me alegra mucho que te guste. Así es. Aunque cueste no hay que esconderse. Un abrazo.