El día amaneció triste, un día gris, pensó.

Está nublado, llueve a cántaros, la humedad se mete hasta el tétano, tenía tanto frío que le rechinaban los dientes.

Esa mañana no había mucha gente por la calle, algo plausible por el tiempo que hacía a pesar de las fechas que eran.

Um… Un agradable aroma le iba embriagando y despertando emociones a cada paso, olía a chocolate, pero no era capaz de descifrar el matiz frutal.

Le habían comentado que habían abierto una nueva cafetería chocolatería gourmet, muy cuca en la zona.

Está decorado con muñecos de Navidad y luces en el exterior, decidió entrar y tomar un chocolate caliente para entrar en calor, de fondo una sutil música navideña “pastores venid”…

Había muchas variedades de chocolate, con toque a naranja, frambuesa, arándanos…

Se decidió por el de arándanos. Al fondo, había una chimenea eléctrica que, le daba un toque hogareño y hacía del establecimiento un sitio agradable y entrañable.

Tenía grandes ventanales, con mesitas redondas con dos butacas, ideales para parejas o almas en soledad, como era el caso. Y otras mesas alargadas para grupos de amigos o familias.

Se sentó en una de las mesitas redondas, ya con su taza de chocolate humeante, con matiz a arándanos entre sus manos, respiro hondo, se dejó llevar por los villancicos mientras observaba llover a través del ventanal.

Parecía que el tiempo se había detenido, mientras disfrutaba de un baile de colores, un brillante arco iris se reflejó en la calzada mojada.

Se sintió afortunada, pensó que era el lazo rojo a su momento de paz.

Esos instantes transformaron en su mente un día gris en un día dulce con aroma primaveral, y el reflejo del arco iris la transportaron a sus juegos de niñez.

Tras 35 minutos de ensoñación, volvió a la realidad, se disponía a hacer las últimas compras navideñas y siguió su camino bajo la lluvia, pero esta vez con el alma dulce y la mirada viva y brillante.

Escrito de GEMMA MUÑOZ. Muchas gracias ✅🤓🥰💚