Un Abeto Especial, relato de Josefa Paniagua

A Luis la Navidad le recordaba su infancia, la Nochebuena con velas y luces de colores, presidiendo la cálida y entrañable estancia familiar cómo no, toda la familia reunida cantando villancicos alrededor del calor de la chimenea. El árbol de Navidad, ha sido para él un símbolo de amor, luz y esperanza.

Luis solía pasear a diario por el bosque y ese día, precisamente se encontró un bastón de madera con una inscripción grabada, con el nombre de un anciano. Lo recogió preguntándose quién habría perdido un bastón tan elegante y original. Al llegar a la entrada del bosque de abetos se encontró a un anciano que lloraba sentado y angustiado en una roca. Luis se acercó y le preguntó un tanto preocupado:

– ¿Por qué lloras? ¿Puedo ayudarte?

– ¡Qué bien encontrar a un niño que me ayude! Estaba paseando y tropecé en el camino con unas ramas y se me cayó el bastón que me ayudaba a andar. Ahora estoy desorientado y asustado, tengo mucho frío y mis pies están congelados y sin mi bastón, no puedo seguir caminando.

-No te preocupes -dijo Luis-. Aquí tienes tu bastón, lo encontré mientras paseaba. Si te apoyas en mí puedo ayudarte a volver a casa. El anciano muy contento y aliviado se puso en pie, con la ayuda de su bastón y poniendo una mano sobre el hombro de Luis pudo al fin andar, haciendo un esfuerzo y dar unos pasos cortos.

Por el camino tuvieron la suerte de encontrar las gafas del anciano, quién pudo así, volver a su casa lleno de alegría. En agradecimiento quiso hacer un regalo a Luis:

-Aquí tienes esta semilla de un árbol muy especial. Plántala y cuídala con esmero, paciencia y cariño, crecerá despacito un árbol hermoso que traerá felicidad y dibujará una sonrisa de ilusión y esperanza a todos los tuyos y protegerá siempre a tu familia, especialmente en la Navidad, porque la ilusión y la bondad no debe ser algo exclusivo de estas fiestas, sino que debemos llevarlo grabado en nuestros corazones.

-Luis le dijo al anciano: – ¿pero esta semilla tardará muchos años en crecer?

El anciano quedó pensativo, devanando en su mente la respuesta que había de darle al niño… Y tras una breve pausa le dijo:

-Luis quien planta un árbol, planta también una esperanza y también podrás disfrutar de verlo crecer, un árbol que en Navidad os hará soñar y os llenará de alegrías a ti y a tu familia.

Luis agradeciendo el sabio consejo del anciano, tomó en sus manos la semilla, que le pareció delicada, un árbol especial que la naturaleza se encarga para el reverdecer del bello paisaje que adorna los bosques y los hogares como un hermoso árbol navideño, de color marrón. La llevó con cuidado en su mano hasta su casa donde buscó una maceta grande para poder plantarla, le puso tierra, también abono y puso la semilla en el centro, la regó y la puso en el gran patio de su casa.

Cada semana Luis regaba su maceta y observaba la tierra por si había alguna novedad, pero nada parecía cambiar. Llegó el invierno y seguía preocupándose de que la tierra siempre estuviera húmeda, pero sin helarse. Pasaron varios meses y Luis se entristeció, porque sentía que había perdido el tiempo cuidando de aquella maceta sin que se observara el cambio. Sin embargo, la primavera llegó y con ella, el lento crecimiento y el reverdecer del abeto.

Con los primeros rayos del sol apareció un pequeño brote que se fue alargando y cambiando de color, primero verde claro y luego tornándose verde oscuro. Luis se sentía cada día más satisfecho y lleno de ilusión.

La planta crecía y crecía, pasaron unos meses y crecieron nuevas ramas que se llenaron de miles de agujas verdes y brillantes. Luis seguía regando y mimando con esmero la planta. Después de varios años de riegos, cuidados, la planta resultó ser un hermoso y magnífico abeto. Al fin sus esfuerzos se vieron recompensados.

Llegó la Navidad y Luis se encargó de decorar el hermoso abeto con bolas de diferentes colores, llenó las ramas de espumillón blanco, y guirnaldas de luces de colores y colocó un estrella brillante a lo alto del abeto. Todos los amigos y vecinos de Luis se acercaron a verlo y quedaron sorprendidos de tan majestuoso árbol de Navidad, exclamaron: “¡Este es el árbol más bonito que hemos visto hasta ahora!”

Esa Nochebuena Luis después de cenar se acercó a su árbol y se dijo entre sí: “¿Qué tiene la Navidad, que nos regala recuerdos que nos inunda los corazones?” miró la estrella que brillaba y se acordó de aquél anciano que le regaló el abeto, y no pudo reprimir unas lágrimas de emoción y alegría al ver tan hermoso y mágico resultado. Agradecía al anciano por haberle regalado esa semilla que llegó a convertirse en un abeto especial, porque así, le recordaría siempre la magia de la Navidad. Pidió un deseo para que los siguientes años la familia se volviera a reunir todos juntos en la mesa y disfrutaran de la alegría y felicidad.

La Navidad no sólo se trata de adornos y regalos, sino también de ofrecer a los que amamos lo mejor de nosotros, de acercarnos a la familia y a los seres queridos, de disfrutar y compartir con todos lo que se tiene, poco o mucho no importa.

Con todo nuestro cariño agradecemos a Josefa este relato que nos traslada a la sencillez de la Vida ✨🥰

La constancia y el cuidado diario, siempre dan buen fruto.

Muchas gracias a todos por ser parte de esta pequeña historia, en donde se crece en valores cada día.

3 comentarios en “Un Abeto Especial, relato de Josefa Paniagua

  1. ¡Es un relato precioso, positivo y muy entrañable! ¡Enhorabuena, Josefa!👏👏 El árbol de Navidad guarda no sé qué magia y nos llena de ilusión como cuando éramos niños.

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