¡BIENVENIDOS! ✨ Estamos finalizando el año y llega el momento de celebrarlo con un homenaje muy especial a La Gratitud.
Presentamos a los 9 autores participantes y sus escritos, cada uno de ellos con un mensaje que nos dejará pensativos y agradeciendo los instantes vitales que compartimos.
- Inicialmente habíamos planteado votar el que más nos gusta, pero ha resultado imposible porque TODOS SON ÚNICOS y las comparaciones no vienen al caso cuando se trata de agradecer.
Que disfrutéis con las lecturas y seamos conscientes de que los mensajes aquí expresados son un regalo que abre la mente y el corazón con agradecimiento.
COMENZAMOS… ✨😉

Marta Xímenez Gómez: La Gratitud.
¡Es invisible ante los ojos que no son humildes, pero un gran tesoro para las mentes sabias!
¡Tangible, en ocasiones, en otras, no adopta esa condición!
Su marca es reconocida por su delicioso sabor: que es dulce como la miel, embriagador como el champán y, tan placentero, como un guiso caliente en temporada invernal.
Su nobleza le viene de cuna y no aspira a alcanzar la cima, tan solo pretende agradar y hacer que tu vida sea mucho más plena.
No ansía moverse en ambientes selectos porque le enseñaron que su esencia, es la mayor de las riquezas; por eso, podrás hallarla en cualquier rincón, se adapta, a todo ambiente, como un camaleón. Se dice que tiene amigos que potencian, aún mucho más, su belleza particular; sus nombres son: lealtad, compasión y perdón.
Puedes darle la espalda, si es tu decisión, pero es posible que, si lo haces, tu corazón sienta la punzada de la desilusión. Lo que es seguro es que, si tienes la dicha de hallarla, te hechizará y solo querrás devolver el favor.
Despertará tu admiración, al instante, quedarás prendado de su valía y anhelarás conocer el origen de tanta bondad. Quizá no descubras su secreto, pero es tan potente su efecto, que no aceptarás continuar tu camino, si ella no lo recorre contigo.
Mira a tu alrededor porque, en muchos detalles, se encuentra presente. Ella responderá a tu mirada, sonriendo, muy tímidamente. No dejes de buscar su compañía porque te espera, afectuosa y paciente, para llenar tu alma con su enorme riqueza: LA GRATITUD.

Rufino Martín: Yo te ofrezco el espacio y tú debes actuar.
Llaman a la puerta con los nudillos, un sonido débil, pero firme. Tardan un rato en abrir, con pasos arrastrados, abre un anciano. Se miran curiosos, no se conocen, pero hay un reconocimiento implícito. Se saludan y se intercambian parabienes, sus corazones expresan gratitud. Hablan un buen rato, después, el anciano sale y se marcha, meditando y suspirando. El niño entra, tiene esperanza, aunque también dudas, de lograr un cambio necesario.
Ambos saben que el tiempo se acaba y aunque tratan de concienciar, el resultado no depende de ellos.
Uno se llama 2021 y el otro 2022 (los 3 patitos).

Sergio Lax Vega: Gratitud.
¿Cuánto cuesta ser agradecido?
¿Cuántas veces al día damos las gracias?
¿Cuántas veces has agradecido de corazón contar con la compañía de tu familia, amistades, compañeros? Qué te escuchen, que te comprendan, aconsejen, a veces está poco valorado, pero es de vital importancia poder contar con gente e igual de importante es, hacérselo saber y apreciarlo.
En estas fechas navideñas, tan señaladas, por muy “Grinch” que seas, es sencillo que se te remueva un poco el estómago cuando vemos a indigentes en la calle sin un hogar y pidiendo una moneda para sobrevivir, cuando vemos un anuncio navideño que nos recuerda la importancia de pasar en la mejor compañía los momentos especiales, únicos, que así son, precisamente por cómo te hacen sentir tus seres queridos.
Desde aquí, me permito dar las gracias a mis padres por traerme al mundo y darme una magnífica educación llena de valores, por estar conmigo cuando lo he necesitado, a mi mujer, por acompañarme cada día de mi vida, por ser única Guapis, hacerme sentir afortunado de la hermosa familia que hemos formado con Amaia y contar con un estupendo hogar, a mis compañeros, jefes y profesores que he tenido toda mi vida, de muchos he aprendido a seguir adelante, con vuestras enseñanzas, a tener curiosidad por siempre aprender cosas nuevas y contar con la humildad y el esfuerzo como principales valores en lo laboral. A mis amigos, por estar también en las buenas, muy buenas y en las malas, gracias por hacerme reír y disfrutar tantos años, os lo agradezco y brindo por muchas experiencias más. Gracias y mil gracias de corazón.

Miriam Hernández Cruz: Gratitud.
Llegará el día que solo tengamos que agradecer.
No será el último instante de nuestra vida, ni ante un suceso trágico o que nos conmocione. Será un momento cualquiera.
Habrá un día en el que todas las piezas encajen y comprendamos el por qué de todo lo sucedido hasta entonces.
Daremos su justo valor a lo bueno y lo malo. El dolor cobrará sentido y entenderemos, qué nos quiso enseñar aquello que nos hizo sufrir.
Se incluirán perdones y abrazos, recuerdos y nostalgias.
Nos daremos cuenta cómo nos comportamos, si fuimos justos o injustos. Será un momento de claridad.
A veces las situaciones nos superan, sentimos que el destino se ceba con nosotros porque pocas cosas nos salen bien, la esperanza es nuestro único recurso. Ahora ya no nos hará falta.
Llegará ese tiempo de agradecer con cordura y comprensión.
Sentiremos que estamos donde debemos estar, que hemos llegado hasta dónde debíamos y que hemos tenido nuestro propio aprendizaje, sobreviviendo.
Se acabaron las preguntas:
¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Por qué así?
Todas ellas nos hicieron crecer y avanzar.
Su ritmo lento y a veces rápido estará justificado y razonado.
Dejaremos de cuestionar porque llego el momento de comprender. Y cuando haya comprendido, inmediatamente, agradeceré.
Mi puzle estará acabado y se produjo la magia que tanto soñaba.
Por fin, todo se acomoda en su sitio, se pone en su lugar y yo me siento feliz.
Ya sólo me queda decir: ¡Gracias!

Miguel Ángel Cruz Canal: Gratitud.
Todo cambia de repente y tu corazón te pide calma.
Todo cambia a tu alrededor y sin darte cuenta la vida pasa.
Pinta las madrugadas del color de la alegría.
No dejes de volar, de pedirle al sol que te inunde de calor en las frías mañanas.
Todo cambia, pero no dejes de reír, no dejes de besar, no dejes de agradecer al universo por una mañana más.
Que el canto del ruiseñor nos haga danzar entre las hojas de esta nuestra canción.
Y por un Instante, de esos que duran una eternidad, envuélvete en su tiempo.
Que la noche sea cómplice de tus deseos prohibidos.
Ser libre es saber soltar, saber perdonar y dar las gracias sin esperar.
Hoy despierta con la claridad de saber que puedes respirar.
Mira al cielo y da las «gracias» por saberte vivo y poderlo contar.
Enamórate del viento que hasta ti trae su aroma.
Cual cometa tu corazón errante asoma.
Despierta tus sentidos con la brisa de su voz.
Traen los ecos un susurro en la mañana que tus labios sienten y te nombran.
Abraza la brisa y siente sus latidos.
Canta, baila y al viento implora que tras la calma regrese hasta ti como pétalos de lluvia.
De finos cristales son sus lágrimas.
Luz de luna sus ojos.
Cielo claro tras el alba.
Abre tu ventana y deja que el viento acaricie tu cara.
Que te meza como un frágil pétalo
Déjate llevar por él y roza el cielo
No esperes más, por mucho que quieras el tiempo no se detendrá, no te esperará.
El tiempo pasa, inexorable, lento y seguro.
Nadie abrirá sus puertas por ti ábrelas tú, déjalo pasar.
Que la vida fluya.
Sé un alma libre, vestido de noche.
Que las luces del alba recorran tu cara, cual luciérnagas errantes alumbren tu vida.
Jugando a ser estrellas que del cielo bajan.
Camina por la vida sin mentiras, pero con fantasías en el alma, y en esta locura encuentra tu camino y con tu pluma escribe en verso en el libro de tu vida.
Y sobre todo, da las gracias, porque vives.
Así que: vive, sonríe y sé feliz.
No quiero despedirme, sin decir lo que siento.
No quiero decir adiós, si no entiendes que el universo no es infinito, que la música le da color al mundo, que la esperanza es un abrazo, que la felicidad es una sonrisa y que el mundo es del color de tus ojos.
No quiero irme sin que entiendas que una mirada no tiene fronteras.
Que la piel no es una bandera.
Que tan solo nos separa un mundo, y la intolerancia de la gente con odio en sus venas.
No quiero decir hasta siempre.
Este es mi planeta y el de toda mi gente.
De los que aman, viven y sienten
De los que ríen, ayudan y perdonan
De los que a pesar de que no te entienden, te acogen y te protegen y de los que siempre agradecen.

Gemma Muñoz: Zoe cayó en la trampa.
Zoe sentía gratitud hacia Aria, le embelesaba su frescura, su elegancia, su mentalidad abierta y aparentemente desinteresada.
La ayudó en el último momento, cuando lo creía todo perdido al no cumplir su proyecto el objetivo del prototipo de Jean Carlo.
Cómo sí de un leve balanceo se tratara, logró hacerle cambiar de opinión. Logrando inclusive que en su rostro se dibujara una leve sonrisa.
Unos aplaudían su desparpajo, otros envidiaban su travesía. Pero sus logros se debían a algo más simple, a la sutileza con la que desplegaba sus encantos.
Esa gratitud se convertiría en la sombra de los caprichos de Aria. Hasta que la pudo destronar y quedarse con el lugar que ella le ayudó a obtener.

Raúl Bullido Garay : El último brindis del año.
Nací con la impostura de un ser AGRACIADO. Lucía el cariño de mis padres y hermanos como agua resplandeciente. Siempre me he sentido muy unido a ellos como tortuga a su caparazón.
Crecí en un ambiente DICHOSO y con la suerte de tener amigos de los que te sientes orgulloso.
Mis años de colegio fueron los más maravillosos que recuerdo, era muy popular en clase y todos jugaban conmigo. Además tuve los mejores profesores. Me inculcaron valores y el ansia de conocimiento, nunca estaré lo suficientemente AGRADECIDO con todos ellos.
Lo pasé mal en el instituto los primeros días hasta que conocí a uno de los más malotes, José Enrique, alias «El basto» que impuso respeto hacia mi persona. Aquellos que consideraba amigos del colegio se volvieron contra mí por culpa de envidias y celos. ¡Que ingratos! Los profesores tampoco eran santos de mi devoción exceptuando a la profesora de física y química, doña Esperanza, que me hizo adorar la asignatura.
Logré con mucho esfuerzo sacar nota para estudiar la carrera de medicina GRACIAS a no rendirme, a luchar contra mis limitaciones. Y fue un subidón que duró poco.
El perverso juego que habían estado pergeñando conmigo los médicos y especialistas me pasó factura. La medicación cambiaba pero los efectos secundarios aumentaban. No pude terminar la carrera. Pero no me rendí. Había conocido en la biblioteca a una chica de mi clase, Lucía, con la que desarrollé una GRATA amistad.
Para entonces ya iba en silla de ruedas cosa que no impidió que diéramos largos paseos. Lucía era una maravillosa conversadora y me mantenía actualizado de lo que se estaba dando en clase. Para cuando ya me quedé postrado en la cama de mi cuarto, harto ya de camas de hospitales, ella venía a darme clases particulares, charlábamos de esto y de aquello. Me mantenía vivo.
Cumplidos los 25 años, la enfermedad se me hizo cuesta arriba, había perdido completamente el control de mi cuerpo, en mis oídos retumbaban las palabras «enfermedad desconocida e incurable». Cambió mi humor. No quería comer, no quería hablar con nadie, mandé a Lucía a la mierda, maltrataba a mis padres y a mis hermanos. Solo me reconfortaba ver los álbumes de fotos de mis mejores años: echaba de menos el corsé ortopédico que llevaba en el colegio, las muletas con las que caminaba por el instituto, la silla de ruedas por los pasillos de la facultad, en general, todo lo que me proporcionó una vida soportable y no como ahora, desahuciado por los médicos, viendo como mis familiares sufren y habiéndome abandonado al ostracismo, a la morfina y para colmo llegaban las Navidades.
Nochebuena pasó sin pena ni gloria por mi hogar y me sentí triste por primera vez, ya no había rabia, no había atisbos de desesperación. En su lugar me empezaron a inundar sentimientos de GRATITUD hacia mis seres queridos porque me dieron ESPERANZA en forma de regalo de Papá Noel.
Esperaba con ilusión la Nochevieja porque iba a poder estrenar mi regalo. Y cuando llegó el día superó mis expectativas. Allí se habían reunido todo el mundo: mi familia, mis amigos del colegio, la profesora Esperanza, «El Basto», Lucía.
Abrieron mi deseado regalo, lo echaron en mi copa y con lágrimas de emoción dije un sonoro GRACIAS a modo de brindis. Bebimos mientras en la televisión sonaban los cuartos del reloj de la Puerta del Sol.
Sentí el amargo pero delicioso sabor del cianuro mientras dedicaba la mejor de mis sonrisas a todos mis seres queridos.

Silvia Tolosa López: Palabras Mágicas.
Se despertó rápido y sonriendo porque siempre se levantaba contento y feliz. Dio un brinco y saltó de la cama poniéndose de espaldas y bajando con cuidado para no caer de cabeza al suelo. El suelo era como un imán y la cama no es que estuviera muy alta pero con 4 años cuesta mucho bajar de la cama sobre todo si tienes vértigo.
Nunca le pusieron en una cuna. Era por comodidad y ahorro. Y todos lo agradecían porque así era más cómodo contar cuentos e historias a la hora de ir a dormir. ¡Todos encima de su cama! Mamá siempre se sentaba allí, papá también y a veces la abuela. Todos le leían allí mientras a él se le iban cerrando los ojitos. Menos un día que su padre se durmió leyendo y él se quedó mirando los dibujos de la historia.
Ayer mamá le contó una historia de unos que se llaman Hensel y Grettel. ¡Qué nombres tan raros! Pero qué rico se veía el dibujo del cuento con una enorme casa de chocolate e increíbles y maravillosos caramelos colgando de las ventanas que eran de turrón y galleta y los cristales debían de ser de caramelo. Además de la chimenea colgaban caramelos como los de los árboles de Navidad y había bombones y de esas ‘chuches’ que son blanditas en forma de ositos de colores puestas en cada ladrillo. También había guindas de las que coronan pasteles… ¡Era una casa increíble! Notaba que las hojas del cuento olían a natillas con canela y azúcar y arroz con leche del que hace la abuelita ¡Qué casa tan dulce! La suya también es dulce pero no de ‘chuches’ porque mama dice que las golosinas no son buenas. Su casa es dulce de cariño.
Y salió corriendo por el pasillo sin miedo y con energía. Era muy temprano pero los rayos del sol empezaban a asomarse por las rendijas de las ventanas y se notaba la calidez del final del verano que comenzaba a enmarcarse por todas partes. Y los pies descalzos iban arrastrándose por el pasillo de forma rápida y decididos. Su abuela le dijo que los monstruos no existen y ‘abu’ nunca dice mentiras.
Cuando llegó a la habitación de sus papas entro sin más. La puerta siempre estaba entreabierta y solo tenía que apoyarse con sus pequeñas manitas y empujar hacia adelante mientras entraba. Sabía que había que llamar pero por la prisa emocionante algunas veces se le olvidaba.
- Mama, mama, mama –dijo susurrando- ¡Abre los ojos que ya es de día!
- Siiii cariño –gimió la madre sin abrir los ojos- Aún no ha sonado el despertado ve a tu cama…
- Nooooo mama –se acercó tocando con su dedo el rostro de la madre- Ya está el sol en casa…
- Claro cariño –se despertaba la madre observando la hora del reloj- pero falta media hora… Y ayer trabajé hasta la madrugada…
- Bueno tu sigue pero yo no voy a dormir –se dio la vuelta con determinación- ¡Papá ya se fue al trabajo y yo voy al mío…!
La madre abrió de repente los ojos y se movió hacia la cotidianidad. Y después de levantarse todos y desayunar, asearse y vestirse les quedó media hora para jugar a quien se pone antes la chaqueta y fueron a la escuela muy, muy, muy despacio porque tenían mucho, mucho, mucho tiempo.
La mañana en la escuela pasó rápido y casi sin darse cuenta para el niño. Para la madre fue distinto. Para ella el día se hizo muy largo. Casi un martirio que se agudizaba mirando constantemente el reloj del móvil porque era la primera vez que el pequeño iba a la escuela y no sabía cómo sería ese período de adaptación. Cuando recogió a su hijo estaba muy emocionada y orgullosa porque el pequeño salía contento.
- ¡Mama, mama, mama! –se acercó contento dando brincos de alegría- ¡Has venido! ¡Has venido!
- ¡Claro mi vida! –le dijo dándole un beso y la mano – ¿Cómo no iba a venir?
- ¡Claro! –reía el pequeño de puntillas-
- ¿Pensabas que no vendría? –le preguntó con cariño-
- Nooo… –dijo pícaramente- pero como una vez se te olvidaron las llaves de casa….
- Pero tú no eres unas ‘llaves’… –rió la madre– ¿Y qué tal el ‘cole’?
- Bien… pero los otros niños no dicen las palabras ‘mágicas’ –contestó-
- ¿No dicen las palabras mágicas? –miró al pequeño- ¿Cómo fue eso?
- Pues que los niños no dicen ‘gracias’, ni ‘por favor’ –dijo tranquilamente-
- ¡Ah vaya! –sonrió la madre- Pues ¡tendrás que enseñarles el idioma mágico! ¿no?
- ¡Siii…! –contestó- a un niño que lloraba porque no tenía el color naranja le he dicho ‘por favor’ que no llorara. Me dijo que no tenía lápices de colores y le he dejado mi color naranja y ¿sabes qué?… dejó de llorar. Le he dicho que solo tenía que pedirlo y que se lo dejaré y que siempre debemos dar las gracias sobre todo cuando alguien es bueno con uno. Hay que agradecer y dar las gracias. Y me ha dicho ‘gracias’ y se ha hecho amigo mío y dejó de llorar…
- ¿Dejó de llorar? –preguntó interesada la madre-
- Si y hemos jugado a perseguirnos en el patio –dijo contento abriendo los ojos mucho-
- ¡Qué bien! –le contesto la mujer- ¿Y cómo se llama?
- Pues… no se lo he preguntado… -contesto consternado- Bueno mañana le pregunto
- ¡Eso! –contestó la madre acariciándole la cabeza- ¡Mañana le preguntas!…

Inés María Teso Chamorro: El cuento de TREM.
Hubo una vez un gran príncipe muy poderoso pero tremendamente amargado. Poseía tal cantidad de riquezas que la mirada no alcanzaba: se extendían más allá del horizonte.
Todas las noches cumplía un estricto y extraño ritual que curiosamente era lo único que lo calmaba y lo hacía «feliz»: cinco quejas diarias recitadas por su juglar pregonadas desde el balcón a todos sus súbditos. Además estaban obligados a escucharlas y repetirlas a continuación a modo de oración:
–Protesto porque mi enemigo descubrió un torreón y me lo desvalijó —el avaricioso mandatario poseía cientos de torreones repletos.
–Protesto porque ha llovido, me he mojado y he tenido que pisar con mis reales pies mi preciosa alfombra de diamantes y cachemir empapada hasta el bosque.
–Protesto porque mi pueblo no me muestra auténtica lealtad. Todos sois una banda de traidores que me clavaríais la espada si me descuido.
–Protesto porque mi esposa no me ama. Simplemente me teme y por eso no me abandona.
–Protesto porque estoy envejeciendo. Ya tengo treinta años, siete meses, dos semanas, tres días, cinco horas, veinte minutos y un segundo. Tan sólo me restan veintinueve años, tres meses, dos semanas, veintiséis días, dieciocho horas, treinta y nueve minutos y cincuenta y nueve segundos.
A continuación todo el pueblo recitó las cinco quejas a coro y al unísono como si rezaran.
Sólo escuchar al sirviente tanta queja era tremendamente agotador día tras día para el pueblo y para el sirviente mismo. Además tenía que interpretarlo con realismo. Cuando no le alcanzaba la imaginación o no había motivos, el príncipe encargaba a su pregonero inventarlas o volver a utilizar las anteriores.
Un día llegó un apuesto joven al reinado. Era de buen parecer, gozaba de un gran estado de salud y de una excelente forma física. Aquella noche presenció el ritual por primera vez:
–Protesto porque mi dinero —quedó interrumpido por el caballero. Se llamaba Trem.
—¿Cuál es tu dolencia esta vez: hambre, frío, tedio? —le preguntó jactándose. El sirviente prosiguió y lo ignoró.
–Protesto porque el sol —de nuevo fue interrumpido descaradamente. El juglar le hizo caso omiso y cantó las cinco correspondientes protestas.
Entonces Trem, que además era muy valeroso y valiente, no se cortó un pelo y socarronamente preguntó al príncipe:
—¿Gratitud o muerte? —al heredero le entraron sudores muy fríos y por primera vez en su vida se mostraba acobardado, débil y vulnerable. Reinó un silencio sepulcral en medio del ritual de protestas, momento en que siempre imperaba el bullicio de las gentes. Él no deseaba la muerte, pero ni por asomo estaba dispuesto a elegir gratitud.
—Déjame que lo piense —le contestó dubitativo el soberano.
—Está bien. Te concedo sólo cinco soles con sus cinco lunas —le replicó Trem desafiante.
Se rodeó de sus mejores consejeros recién nombrados durante todo ese tiempo. Era la primera vez que demostraba sus nervios a alguien en su vida.
—Señor, desconocemos la treta de Trem, pero suena muy peligrosa y resulta muy arriesgado elegir Muerte —lo avisaron.
—Ni hablar. Por encima de mi cadáver escogeré Gratitud.
Pasó el plazo y llegó la gran noche.
—¿Habéis decidido entonces?
Asintió con la cabeza pero cabizbajo. Se armó de ira y le exclamó:
—¿¡Cómo osáis desafiarme y colocarme en tal dilema!? ¡Cortadle la cabeza! Ah, por cierto, prefiero Muerte a Gratitud —se dirigió a él en tono burlesco.
Entonces, muy tranquilo y sosegado, le contestó:
—Acompáñeme, señor.
El príncipe se resistió, pero Trem lo arrastró con él.
El pueblo boquiabierto estaba observando cómo lo acompañaba y se alejaban. Entonces descubrió atónito que detrás de Trem asomaba la hoja de una guadaña. No se llamaba Trem tampoco.
Desde entonces, el fiel juglar fue nombrado primer consejero y la nueva reina, antigua esposa y princesa, sucedió al príncipe. Declararon ambos como nuevo ritual cinco muestras de gratitud cada noche. Los súbditos ya no mostraban caras largas, sino luminosas y alegres. Las riquezas del reino se repartieron y cada ciudadano recibía un salario justo por su trabajo. Nombraban diariamente a cinco habitantes por sorteo para que escribieran cinco textos de gratitud:
«Gracias por…»
¿Qué agradeces tú?
✨ Agradecemos infinito la participación de estos 9 autores maravillosos, que nos hacen sentir la GRATITUD con pluralidad de emociones compartidas 💗😊
Y te agradecemos a ti tu lectura, deseando que disfrutes junto a nosotros en la tierra de la escritura.
Feliz adiós del año 2021 colmado de GRATITUD ✅✍️🌍💚😉
Maravillosos escritos en un maravillososo lugar, Escribelandia, donde el hada Maria Victoria ofrece un espacio donde historias maravillosas tengan lugar. Potentes escritos que nos hacen reflexionar. Gracias x este regalo y buen día
Me alegra un montón que lo sientas como un Regalo especial. Gracias a ti por participar y ser tu primera vez. Ojalá te animes a participar de nuevo en próximas aventuras en la tierra de la escritura. Un abrazo enorme Rufino y que las palabras sean mensajeras de todo Ser.
Enhorabuena a todos los autores. Los escritos son fantásticos cada uno en su género e invitan mucho a reflexionar sobre la gratitud: Marta Ximénez, Rufino Martín, Sergio Lax, Miriam Hernández, Miguel Ángel Cruz, Gemma Muñoz, Raúl Bullido, Silvia Tolosa.
Lo mismo te digo, INTELBLUE. Un abrazo.
Sin duda, son escritos muy diferentes, pero todos muy especiales. Es todo un placer haber podido participar en ESCRIBELANDIA. Te agradezco, de nuevo, Victoria Eugenia Guisado habernos dado la oportunidad de participar en un reto tan maravilloso.
Muchas gracias Marta, el placer de poder leeros e impulsaros es maravilloso, y más al compartirlo juntos. Este reto-homenaje a la Gratitud es símbolo de todo lo que somos capaces de aportar a través de las palabras. Un abrazo enorme y siempre con los brazos abiertos. Gracias
Muchas gracias, ESCRIBELANDIA. Seguiré participando, siempre que pueda, porque me encanta vuestro proyecto. Un abrazo.
Todos los escritos son muy poderosos, nacidos del corazón.
Muy diferentes y de colores diversos.
Gracias Victoria por hacer ésto posible. 😘🤗
Me han gustado mucho, Gemma. Cada uno con su estilo y personalidad.