CAFÉ DEL MAR, micro-relato de Ana I. Regalado

Sentadas en la habitación, nos entretenemos mirando las fotos de esa mañana. Comentamos y nos reímos de las caras que ponemos. Se nos va la hora.

Entre nuestras voces escuchamos picar a la puerta,

-Venga chicas, ¡que nos vamos ya!

Mara y yo nos miramos y saltamos de la cama para calzarnos las sandalias.

Cogemos al vuelo las cosas y gritamos a la vez,

– ¡Ya bajamos!

Cruzamos el hall corriendo con los bolsos de playa y las toallas en la mano.

Nos esperan en el coche.

Montamos de un salto y Jan sube el volumen de la música. Es nuestra canción preferida, el himno de nuestro verano particular.

Arrancamos cantando la canción. Las ventanillas abiertas de la parte de atrás dejan salir nuestras voces entonando entrelazadas.

Solo quince minutos de trayecto hasta llegar a la playa más mágica de la isla.

Salimos del coche y nos repartimos las cosas. Una ligera brisa nos refresca y hace volar el vestido de Mara.

Nos damos prisa, la luz empieza a cambiar y no queremos perdernos el espectáculo.

Ya hay gente en la playa, grupos variopintos de todas las edades y condiciones.

Caminamos entre las toallas de colores, con las sandalias en la mano, por los caminitos que han formado entre la arena y las zonas de piedra.

-Aquí mismo ¿no?

Estiramos dos toallas. Suficiente, cabremos los cinco. De pie, miro alrededor.

Desde donde estamos veo la terraza del “Café del Mar”, una acróbata de zancos largos vestida con telas de gasa de tonos calientes, baila al son de la música Chill out que se expande por toda la playa. Sus movimientos ondulantes acompañados de la brisa, convierten sus brazos en lenguas de fuego hipnotizadoras.

Mis ojos van desde la acróbata hasta ese sol maravilloso que empieza a ponerse, haciéndole la competencia.

Siento una mano en la cintura.

-Toma.

Marc me pasa un SevenUp, con la chapa quitada. Le sonrío con los ojos y le doy las gracias bajito.

Me siento delante de Mara, Rafa la rodea con delicadeza acomodándola en su brazo.

Bebo un trago y me recuesto al lado de Mara, apurando el espacio en la toalla. Me sonríe y me acaricia un momento el hombro, que queda al lado de sus rodillas.

El aire dorado con olor a sal nos envuelve. Luz morena en nuestros rostros, que reflejan el intenso brillo que el sol está dejando en el mar.

Escucho a Jan y a Marc sentados detrás, rememorando algo, es gracioso cómo lo cuentan. Nos reímos recordando mientras el sol termina de esconderse en el horizonte.

Después de todo, lo mejor de ese atardecer, no es la puesta de sol.



Con este maravilloso relato de Ana I. Regalado estrenamos “escribelandia” 😊

Agradecemos tu lectura y esperamos que te guste mucho estar acompañado/a de esta autora.

Ella es una persona maravillosa, cercana y repleta de talento 🤩

13 comentarios en “CAFÉ DEL MAR, micro-relato de Ana I. Regalado

  1. Me ha encantado.
    Muchísimas gracias por teletranspotarnos.
    Seguro que habrá más.
    #aTodoTren 🚂🚃🚃🚃
    Incluso en la playa 🏖de una isla paradisiaca.🏝

  2. Será porque también he estado en ese café del mar o será por tu forma de contar las cosas Ana, pero me has llevado por unos instantes a esa luz, a ese ambiente y ese paisaje maravilloso… Y yo también recuerdo que lo mejor no era la puesta de sol, fue mi compañía y todo la magia de ese momento. Gracias por recordármelo!!!

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